CUANDO LAS CRISIS SE VUELVEN POSITIVAS

El diccionario nos señala que, una crisis es: un cambio profundo y de consecuencias importantes en un proceso o una situación, o en la manera en que estos son apreciados. No obstante, si bien, su definición aborda un cambio determinado de algo ya establecido, en la comunicación que habitualmente recibimos y difundimos, colocamos el acento hacia lo negativo, lo indeseado, la tragedia o al quiebre de una relación sentimental o profesional.

Por esta razón y de una manera extraña, nos sentimos como sobrevivientes de las tantas y diversas crisis que conocemos o vivimos, ya sean de ámbito social, sanitario, económico, diplomático o cualquier otra que al enterarnos nos sorprendemos y alteramos, o bien, al experimentarlas en carne propia, nos sentimos perjudicados de alguna forma.

Sí, el mundo, como la vida misma, está vulnerable de manera permanente a una posible crisis. Dado que su propia evolución requiere de su existencia. Parece ser, que todo lo significativo surge de un impacto profundo sobre la cotidianidad y claro, si lo llevamos al mundo empresarial, esto no carece de legitimidad.

Entonces, una organización que se ve impactada ante una crisis de características negativas tiene el deber, para salvaguardar y proteger su viabilidad y existencia, de enfrentarla como una oportunidad. La misma que, basado en un profundo análisis y luego en un contundente plan de acción, puede ser la que la catapulte por sobre sus competidores y al corazón de los consumidores.

Si consideramos que la crisis a enfrentar puede ser una externa y dado que estamos hablando de marketing, propondremos algunas ideas que debiesen tomarse en cuenta para avanzar y no caer ante un entorno negativo. Aunque es importante el señalar, que nada de lo que se plantee a continuación estará fuera de lo que básicamente necesitaría una persona al analizar para sí misma el cómo sobrellevar una situación similar. Planteando desde ya, que existe en lo señalado un muy fuerte componente que transversalmente va marcando los próximos análisis, el cual no es otro que el sentido básico de lo que nos gustaría recibir y aportar ante una crisis amenazante. Si es así, y para enfocarnos aún más en este planteamiento, abordaremos aquellas empresas que ya están constituidas y operando en un mercado de manera habitual, producto que lo que se busca es entender cómo, ante una situación establecida, una organización debe reaccionar activamente cuando surge la necesidad.

De esta manera, lo primero que tenemos que revisar es la razón de ser de la empresa en el mercado, es decir, su aporte. Aquella que la originó y que la distingue sobre otras, permitiéndole tener un rol dentro de las necesidades del consumidor. La misma que ante una crisis determinada, puede encontrar la oportunidad para ser más útil para ellos y lograr así ser más importante, más considerada y finalmente, más valorada. Ese “ADN” que le permite otorgar nuevas y mejores posibilidades para quienes requieren de ella. Dicho de otra manera, el cómo ser útil cuando se le requiere desde el ámbito de negocio en el que se desenvuelve.

Para ello, será necesario que tenga una mirada atenta al mercado con la comprensión necesaria para entender el cómo este y los consumidores que le integran, se han visto afectados ante la crisis señalada. Porque si algo ya entendemos, es que esta posee una evolución permanente. Casi como un oleaje que se va formando desde la distancia, para luego impactar y finalmente, en forma paulatina, diluirse en el tiempo. Dejando luego de su paso, un escenario alterado al que inicialmente conocíamos y vulnerable para el siguiente. A causa de esto, este proceso debe ser atendido en forma permanente, ya que es el método infalible para entender las verdaderas y evolutivas necesidades que trae consigo y que surgen entre quienes componen su entorno. Sin duda alguna, estos estarán ávidos a las posibles soluciones que den respuesta a ellas.

Entonces, esta oportunidad que dará pauta a una estrategia de posicionamiento comenzará a desarrollarse volcándose hacia la formación de nuevas acciones que no sólo permitan anticiparse a las necesidades del consumidor. Sino también, a crear una imagen de marca -ante él- de mayor prestigio, compromiso y colaboración. Perspectiva que con el tiempo será notablemente positiva para la organización que lo realice. Claro, porque si esta y su marca están bien valoradas, todo lo que resulte de su plan de acción, traducido en la combinación adecuada y eficiente de mejores servicios, productos, activaciones, uso de canales y métodos de comunicación, entre otros, serán bien recibidos. Estimulando con ello, a que sea adquiridos y promovidos por el consumidor.

Así mismo, esta situación también obligará a la empresa a mirar a su interior, ya que para lograr dar una oferta que pueda ser adquirida por un consumidor, quien probablemente ha visto disminuida su capacidad de compra, también será necesario buscar eficiencias que permitan mantener una adecuada distribución, mejores productos, servicios y -quizás-otorgar su oferta a un precio más competitivo, sin mermar la calidad de esta.

Entonces, al parecer las crisis si son “cambios profundos y de consecuencias importantes en un proceso o una situación”, pero independientemente que sean de características negativas, si se trabajan bien, otorgarán consecuencias positivas.

Las empresas que las sepan abordar correctamente podrán optar a tener en sí, a equipos más cohesionados y motivados ante un buen liderazgo. Como también, a procesos internos más eficientes, una oferta más competitiva, acciones de comunicación y marketing más cercanas, responsables y certeras, y al final de este camino, una relación más positiva con sus consumidores y sus preferencias. No en vano, todos queremos estar con quienes nos entienden, valoran y apoyan.